Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
El incremento exponencial del número de habitantes en las ciudades y en general de la población mundial ha supuesto un elevado crecimiento del gasto y del consumo de agua, pero a igual modo el prolongado período de sequía agudizada que sufrimos como resultado del cambio climático que trae consigo un aumento en el nivel de las temperaturas, hace de la labor de obtener agua una misión cada vez algo menos que imposible. Hace ya tiempo que comenzamos a depurar agua salada del mar ante la incipiente necesidad de disponer fácilmente este escaso bien, pero aún resulta un recurso costoso y complejo de producir para que resulte rentable. Los campos agonizan y padecen las continuas consecuencias de estar sedientos ante la falta de un riego regular y esto sin duda dificulta la producción de generar los alimentos necesarios que cubran las necesidades para dar de comer a la población mundial, en tanto hoy por hoy el agua de mar aún resulta excesivamente salado para nuestros huertos. El a veces extraño ejemplo que nos llegaba de alejadas o remotas zonas del áfrica en las cuales individuos a los que se les otorgaba la misión de obtener agua pasaban largas horas en penosas caminatas buscando posibles pozos subterráneos de los que extraer líquidos aptos para el consumo, lo que con seguridad suponía un tedioso viaje de vuelta cargados bajo grandes y pesados recipientes de agua, resulta cada vez más habitual en numerosas partes del mundo. Cierto que la tecnología nos lo pone mucho más fácil, pero eso no evita que se requiera del apoyo de grandes camiones cisterna para aliviar la necesidad de agua en ciertos núcleos de población que sufren esta carencia, incluso en aquellas temporadas que supuestamente eran óptimas desde el punto de vista pluvial. Resulta paradójico que, en un planeta pletórico de agua, un asteroide denominado por sus habitantes como el planeta azul de nuestro sistema solar, se esté desecando y quizás no resulte extraño que acabe tan desértico y árido como lo es o las imágenes muestran del planeta marte. Quién sabe si en su día éste último no fue un entorno húmedo barrido por grandes ríos y canales fluviales que han acabado derivado en lo que hoy y actualmente es, algo baldío, lo cual me lleva a pensar que quizás no sea el ser humano el único culpable de la situación que vive nuestro hábitat en la actualidad, sino que forme parte de un proceso, resultado del aumento de ese calor desprendido por nuestra gran estrella el sol, que ya hayan sufrido y padecido con anterioridad algunos de sus satélites más cercanos. Nuestra imaginación ha recreado en la ficción entornos en los que el ser humano se ha tenido que adaptar a mundos acuáticos e incluso completamente secos y desolados y si esto no cambia no sabremos a ciencia cierta a cuál de ellos nos tendremos que enfrentar en un futuro, pero visto lo que nos hemos descubierto estudiando otros planetas cercanos, al parecer nuestro destino habrá de pasar por adaptarnos a parajes desérticos más que por entornos fríos y helados.
"Aún en muchas zonas de África, las mujeres se encargan de transportar sobre sus cabezas, en cantimploras y a las espaldas el 90% del agua que consume la comunidad, empleando un promedio de cinco horas al día en ir a buscar un agua que en algunos casos resulta insalubre"
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”