Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
Nos encanta elucubrar e ilusionarnos con alcanzar ese espacio de libertad en el que a cada cual le sea posible decir, hacer y pensar todo cuanto apetezca y plazca, en el que las restricciones y tapujos no estén supeditados a cota alguna que los reprima y posiblemente con ello nos quedásemos más anchos que largos. Pero una utopía tal, como es aspirar a conseguir la libertad absoluta es algo que no se entiende ni se puede concebir y menos aún pretender conseguir. La libertad consiste en adquirir independencia total y absoluta tanto de movimiento, como de pensamiento y de actuación, sin límites ni restricciones, lo que es antagónico e incompatible con vivir en sociedad. Por tanto, asumamos sin discusión que la agrupación implica la necesaria obligación de restringir nuestra libertad y por tanto no aspiremos a hacer manifiesto público de todo y cuanto nos plazca sin tratar de que nadie se ofenda por nuestros agravios e injurias. La diplomacia no nació para volvernos más hipócritas, que posiblemente esta sea una consecuencia nada agradable derivada de ello, pero al menos tolerable o de un menor coste cuando hablamos de relaciones humanas, sino para alcanzar el acuerdo y la concordia cuando llega la discrepancia y no por la necesidad imperiosa de hacer amigos, sino para evitar rodearse de enemigos. Tampoco deberemos equivocar los términos sustituyendo libertad por libertinaje porque cuando estás dispuesto a ofender sin tapujos habrás de estar dispuesto a no incomodarte ni alterarse cuando te hieran o te ofendan seriamente de palabra por muy duro que resulte. No existen pues términos medios, cuanto más amplia sea la gama de tonalidades más dispersa será la línea que define y marca el límite de la tolerancia. Dejemos que nuestras ideas fluyan y que tan sólo hombres de una calidad ética y moral contrastada capaces de respetar el dictamen de su pueblo nos gobiernen.
"El respeto y la moderación en el contenido y en las formas permiten expresarse locuazmente sin necesidad de llegar a la ofensa. No es tiempo de volver atrás, pero sí de recuperar parte de ciertas consignas que ahondaron en el corazón de la gente. Mejor amar que inducir al enfrentamiento"
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”