Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
Parece que al ser humano se le resiste alcanzar por voluntad propia un cierto grado satisfactorio de felicidad. El entorno y sus preocupaciones serían más que simples causas justificadas que se lo impiden. Anhela y nunca desfallece en la esperanza que tarde o temprano le será posible conseguirlo, insiste en su búsqueda y por ello no le tiembla el pulso en recurrir a métodos de artificio que le permitan escapar a las ataduras que habitualmente se lo imposibilitan, en algunos casos no duda incluso en utilizar barbitúricos que bajo sedación le faciliten al menos esporádicamente, recrear situaciones en las cuales experimentar un mayor estado de placer y paz interior, todo ello a pesar de ser pleno conocedor del precio que le supone ha de pagar por dicho peaje, entre ellos la adicción o el "delirium tremens" que se podría considerar como el camino de vuelta al mundo real. Pero cierto y posible es, a pesar que se resuelve difícil el hecho de perpetuarse bajo momentos de plena felicidad, vivir esa sensación sin ayuda de elementos que obliguen al cerebro caer en el desorden y el delirio y ello sucede de dos formas distintas, una impuesta por sugestión inducida mediante el estado hipnótico en el cual interviene una persona ajena ante la cual el individuo queda sometido, que es en realidad quien le conduce a lograr dicha disposición forzada y otra es lo que se podría denominar como "hipnosis subliminal" que tan sólo sucede bajo la etapa de sueño profundo, en la que sin tener conciencia de ello se suceden períodos en los que se experimenta un entusiasmo y alegría inexplicada resultante de las experiencias vividas en vigilia por la persona y que la inteligencia utiliza en sus períodos de recreo. En este último caso el individuo tan sólo en cierto número de casos acaba siendo consciente de lo grato del momento sucedido una vez que despierta.
“El cerebro se deja llevar recreando esporádicas situaciones de alegría y efervescencia durante los momentos de hipnosis. Eso denota clara muestra de que cuanto nos condiciona genera a su vez ataduras que nos hacen más infelices y supone por tanto un sencillo ejemplo para entender que se es más feliz cuanto menos se precisa. La ambición tiene su coste.”
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”