Dialektische und begründete Grundlage, Entstehung der Arbeit
De mi reciente, que no primer paso por la ciudad de Cuenta, vuelvo con una renovada admiración por la obra de Zóbel, de su sensibilidad, de la poesía y de lo etéreo de sus difusas representaciones que no se atienen a forma alguna, así como del resto de la obra expuesta en los museos que se reparten a lo largo de la localidad. Esa estupenda muestra de arte abstracto que la fundación Juan March tiene ubicada en el más emblemático edificio de las casas colgantes suspendida entre acantilados. Una extraordinaria selección y colección de obras, bien dispuestas, en un entorno único que hace de la representación un maravilloso atractivo. La ciudad es en sí museo y una obra de arte en la que sus calles y monumentos forman un variopinto cuadro por el que resulta amble y agradable el transitar, una pintura a la vez de escultura y arquitectura que se viven y se sienten con profundidad. No es solo contemplación, es olor, gusto, tacto y sabor. Existe en ella algo que no tienen las grandes urbes, la calma y la quietud, una tranquila pausa de reloj que se embebe a tímidos sorbos, impidiendo a los sentidos distraerse con superfluas e irritantes oscilaciones sónicas de sirenas y bocinas. El estrés se cuelga en la percha de ese cercano ropero en el que se acomodan los vehículos que nos posibilitaron llegar a su margen. Nada más bajar y tocar suelo uno acompasa el ritmo de su corazón a su atemporalidad, no has por menos de ataviarte con la bata de labor observando e impregnándote de cuánto te ampara bajo su sombra repleta de piedra, madera y argamasa de muy diversos períodos y épocas, por momentos bañados con los múltiples matices de la luz. Serranía de aire frío de la noche a la mañana y tenue brisa hasta el atardecer, que cruza cuantos recovecos se dispersan por entre sus empinadas cuestas y persuade a sus habitantes de postergar mucho más allá la noche y no tanto para madrugar. En sigilo y sin aparente notoriedad de presencia es como place introducirse por entre las pesadas puertas de tantos edificios qué con solemnidad, si bien restaurados, soportan el paso del tiempo para con ello satisfacer la curiosidad de quien desea adentrarse en film documental de la historia y del pasado. Cuenta en sí es mucho, pero yo la pude redescubrir gracias a Zóbel y a su delicada emotividad.
"Idílica representación de las casas colgantes y actual sede del museo de arte abstracto, vista desde el puente de San Pablo, Cuenca."
“Quietud y Flema” es parte del título de una serie secuencial de obras que son una pretendida apuesta por romper con el global de la obra de este autor, en su conjunto dinámica, incesante y de una agitación extrema, tal y como no podía ser de otra manera tratándose de un fiel reflejo del imperante modo de vida en el que se desenvuelve. Un remanso de paz en el que parece reconciliarse con el resto de la humanidad"