La incredulidad e ignorancia con la que se nace nos permite en cierta medida ser confiados, generosos positivos y optimistas, son nuestros instructores quienes nos aleccionan y alertan acerca del riesgo y posible peligro a los que conducen ciertas situaciones. Pero la experiencia y la madurez nos curten a la vez que merman la esencia y el espíritu de la mayor parte de los adjetivos y valores que han forjando nuestra juventud. En la medida en que crecemos o evolucionamos, en tanto que nos vamos conociendo y resolviendo en este enjambre de burocracia, trámites y medios que nos hemos auto-impuesto para salvaguardar nuestra propia integridad, encontramos motivos para ir abandonando a la vez que perdiendo, la mayor parte de ideales que algún día soñamos sería posible alcanzar. Somos toda una promesa y seguramente tan sólo quede en eso... en un proyecto a medio completar... Si actuamos de manera consecuente y sincera con nosotros mismos, habríamos de asentir que nos hemos decepcionado como especie y seguramente, de un modo u otro, con los años acabemos teniendo la terrible sensación de que estamos en cierta manera defraudados, desengañados de cómo se suceden o han sucedido los acontecimientos, pero lo peor no es tan sólo eso, sino que analizándolo detenidamente llegaríamos a pensar que hasta nos hemos engañado a nosotros mismos. ¿O es que estamos plenamente convencidos de haber actuado siempre de la mejor manera posible...? quizás seamos así de complacientes... Nuestra perversidad no tolera límites, sobrepasa todo prejuicio con una ligereza prodigiosa, pisotea y obvia todo impedimento moral o ético que ose implantar remordimiento. Tan sólo nos salva nuestra capacidad de conformismo que ayuda a mitigar todo error y todo infortunio.

“Un epitafio es el que honestamente hubiera de rezar a pie de la sepultura en la que reposara la especie humana: ¡¡Aquí yace la decepción!!”

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”